Hace unos días mi gran amigo y profesor Clemente Ruiz Durán me invitó a la presentación del nuevo libro de Michael Piore, autor del aclamado ensayo The Second Industrial Divide: Possibilities For Prosperity. Además de la oportunidad de conversar con Michael y Clemente sobre economía, política y algo más, estaba el incentivo de pasar la tarde en Ciudad Universitaria.
El nuevo libro, Root-Cause Regulation: Protecting Work and Workers in the Twenty-First Century, resultó ser sumamente interesante. En especial, hoy que en México estamos en la vía de implementar una reforma laboral. El libro, por de más novedoso en sus planteamientos, sostiene que, si bien algunas regulaciones del trabajo pueden resultar hoy obsoletas, la legislación del trabajo en sí misma nunca ha sido más indispensable que en la actualidad. No podemos mantener un modelo de inspección laboral “fordista” en el siglo XXI. Con la descentralización de la producción, la subcontratación y el autoempleo esto es claramente inviable.
En México
En nuestro país, la reciente reforma se ve más un movimiento político que un reajuste a los mercados laborales. Es un ajuste al equilibrio sindical y un mecanismo para hacerle un espacio al nuevo régimen.
Sin embargo, es fundamental que se inicie la discusión de la protección de los trabajadores. Justo en México hemos tenido incidentes relevantes de seguridad (en industrias, minas, construcción, etc) y considero que de forma silenciosa existen muchas ineficiencias en nuestro modelo de protección-inspección laboral. Según la Secretaría del Trabajo existen menos de mil inspectores en el país, número insuficiente para la planta productiva, especialmente en un país de micros y pequeñas empresas. Tampoco existe la tecnología adecuada.
El reto de la implantación de la reforma laboral se amplía con la “sombra” del tratado de libre comercio. Donde cada vez más se buscará homologar las condiciones laborales (no sólo sueldos) a nivel sector-región.
En recesión
Desgraciadamente tocará trabajar estas medidas en el marco de una economía en recesión. No sólo la mexicana, sino aparentemente a los dos lados del Atlántico. Esto genera que sea más complejo buscar mejoras en las condiciones de los trabajadores sin afectar los niveles de empleo.
Creemos que el reto de esta reforma en las circunstancias actuales requiere de un esfuerzo extraordinario por parte de los funcionarios de turno, a lo que habría que agregar que también en dicha secretaría tienen la responsabilidad de llevar a buen puerto unos de los programas insignia de la presente administración: Jóvenes Construyendo el Futuro. Un programa tan demandante podría “opacar-desviar” la atención de una de las reformas de largo alcance del Presidente. Ojalá esto no suceda y se priorice sobre todo la transición del mercado laboral sobre los programas de coyuntura. Michael y Clemente son optimistas. Ven siempre los procesos en el largo plazo y contextualizan nuestra situación en un mundo que muchas veces es más precario. A mí, el departir una tarde con ambos en Ciudad Universitaria también me volvió un poco optimista.