Vienen por fin unas vacaciones. Al igual que las de verano están envueltas en múltiples restricciones… Qué hacer, qué no hacer, a quien ver y a donde y cómo ir, pero claramente se nos permitirá leer.
Justo cierro la tapa del último libro de Joel Dicker, El Enigma de la Habitación 622. Divertido y, a la vez, con un entramado que se complica cada página y nos lleva a mil desenlaces posibles. Siendo una novela de intriga y misterio también nos regala buenas reflexiones… Me quedo con esta como ejemplo:
“Porque la risa tiene más fuerza que todo lo demás, más incluso que el amor y las pasiones. La risa es una forma de perfección inalterable. Nunca te arrepientes, se vive siempre con plenitud. Cuando acaba, siempre te quedas satisfecho y te apetece más, pero no la pides. Incluso el recuerdo de la risa es siempre agradable”.
Para ser un escritor de menos de 40 años, ya lleva 5 novelas muy buenas. Tanto Los últimos días de nuestros padres como La verdad sobre el caso Harry Quebert y esta última, son libros que se leen de una.
Soportados por gran fantasía pero un buen manejo del entorno, acompañan y permiten imaginar situaciones in extremis de vidas imposibles, sin perder fiabilidad. En El Enigma de la Habitación 622, el planteamiento es por demás fantástico e inverosímil, pero logra aterrizarse mediante arreglos que permiten situar la obra dentro de lo posible. Regresándonos la credibilidad que siempre se requiere para no perder el hilo y por tanto el interés.
Contar historias es ya complejo, contar “enredos” con finales inesperados es un arte. Engañar una y hasta dos veces al lector no es fácil, por eso la escritura de Dicker se agradece. Para una persona de menos de 40 años escribir sobre personajes que no son sus contemporáneos es también una dificultad añadida.
El Enigma de la Habitación 622 y La verdad sobre el caso Harry Quebertt son una excelente dupla. Yo los pondría en ese orden, uno para la navidad y el otro para abrir el 2021. No quiero relatar más, ya que el género no permite contarla so pena de echar a perder las sorpresas de la narrativa. Solo confirmar que la lectura sobre las situaciones inverosímiles que Joel Dicker crea nos recuerdan que la vida es un árbol de muchas ramas y cada decisión nos aleja hacia un lado u otro del árbol. Por lo que en dos jugadas podemos acabar en una apartada rama de la base del árbol o bien en la copa, donde siempre tendremos sol.
Por ahora no nos es negado leer. El virus no se nos contagia como en El Nombre de la Rosa, podemos seguir leyendo tranquilos. Espero lo disfruten tanto como yo.